En conmemoración del día internacional del síndrome de Asperger, un grupo de estudiantes del cuarto año de la carrera de comunicación social de la Universidad de Los Andes convocó a una rueda de prensa que contó con la participación de Fania Castillo, quien es psicóloga clínica, y Leandra Ramírez, periodista y madre de un niño que padece dicha condición, con la finalidad de aclarar algunas dudas que se tienen con respecto a este trastorno. (Fania Castillo  y Leandra Ramírez a la izquierda y derecha de la imagen, respectivamente. Foto: Edric Sánchez)

Según Castillo, el síndrome de Asperger no es una enfermedad sino una condición que se aprecia desde la niñez, no tiene una cura específica y su tratamiento suele ser costoso. La dificultad de interacción social, hipersensibilidad, entonación, problemas de metabolismo y maneras distintas de ordenar pensamientos (como ideas fragmentadas que producen un exceso de estímulos) son algunos de los rasgos comunes de un síndrome que suele manifestarse de manera distinta en cada individuo, por lo que es imposible realizar un diagnóstico único. No obstante, es frecuente observar algunos destellos de inteligencia, brillantez y un talento que generalmente no llega a desarrollarse.

A pesar de que hasta entonces no se ha determinado un gen específico causante de esta condición, se cree que algunos factores hereditarios relacionados con el autismo e incluso la exposición a la contaminación (metales pesados, radiación, entre otros) pueden propiciar la aparición del trastorno durante la gestación.

Leandra Ramírez, madre de un niño de ocho años con síndrome de Asperger, dio su testimonio acerca de su cercana experiencia con esta condición de la que tuvo conocimiento poco después de que su hijo cumpliera un año de edad, tras notar la aparición de continuas alergias, llantos frecuentes y cambios de comportamiento luego de la etapa de amamantamiento. Actualmente, resaltó algunos rasgos como dificultad para escribir y ataques de rabia ocasionales. Sin embargo, asegura que lleva una vida normal, recibe un trato respetuoso y actualmente no consume fármacos.

Ramírez exhortó a los padres de niños con este padecimiento, que suele ser confundido con faltas de disciplina, a aceptarlo y buscar la ayuda y el tratamiento necesarios cuanto antes, debido a que el trastorno suele agudizarse a medida que inician los cambios propios de la adolescencia. Otra de sus principales preocupaciones es la falta de docentes especializados que normalmente requieren de asesoría y terapias con psicólogos cuando se presenta un caso de Asperger en alguno de sus alumnos.